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“El club es como mi casa”: Verónica Alfaro, la presidenta que rompió esquemas en el fútbol de Rivadavia

“El club es como mi casa”: Verónica Alfaro, la presidenta que rompió esquemas en el fútbol de Rivadavia
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En 2022, Verónica Alfaro tomó una decisión que sorprendió a muchos en Rivadavia y en el fútbol sanjuanino: se convirtió en presidenta del Club Deportivo Rivadavia, en un ámbito históricamente dominado por varones. “Nunca me imaginé que iba a patear el penal de mi vida, como Montiel en el Mundial, y romper con los esquemas del machismo”, dice hoy con orgullo, recordando cómo dio aquel paso.

Su vínculo con la institución no comenzó detrás de un escritorio, sino en la vida cotidiana de la cancha. “He estado gran parte de mi vida allí porque mis papás eran caseros de la cancha. De hecho, salí de esa casa el día que me casé. Para mí, el club es como mi casa”, cuenta emocionada. Esa raíz profunda explica el compromiso que mantiene hasta hoy, no solo con el fútbol, sino también con la contención social que brinda el club en un barrio vulnerable.

Cuando asumió la presidencia, el desafío era mayúsculo: el equipo estaba en zona de descenso y la institución recién salía de la pandemia. “Fue tratar de ordenar lo que ya estaba. No tenía mucho tiempo para hacer cambios, pero me senté con los jugadores, les dije que éramos una familia y que había que dejar todo en la cancha. Terminamos el año a mitad de tabla, fue un respiro enorme”, recuerda. Para generar confianza con el plantel, incluso apeló a un gesto muy futbolero: “La primera vez que me tuve que sentar con treinta varones pensé ‘¿cómo hago?’. Entonces decidí hacer un asado. Ahí, entre charlas y risas, empezamos a conocernos más”.

Con el paso del tiempo, Alfaro amplió el horizonte del club. Bajo su gestión se sumaron nuevas categorías, fútbol femenino, vóley, hockey y futsal. “Hoy tenemos más de 460 deportistas en todas las disciplinas. En una zona tan vulnerable, el club no es solo deporte, es contención social. Muchas veces los chicos me buscan para contarme cómo les fue en la escuela o lo que sienten. Eso te marca, porque entendés que no sos solo dirigente, sos alguien que escucha y acompaña”, señala.

Su papel trasciende las fronteras de Rivadavia. En la Liga Sanjuanina de Fútbol preside la mesa del fútbol femenino, donde promueve que todos los clubes trabajen con reserva y categorías inferiores de mujeres. “Cuando empecé, solo jugaba primera contra primera. Dijimos: ‘El año que viene todos tienen que tener reserva’. Y lo logramos. Este año, además, ya tenemos niñas de 9 a 13 años compitiendo en torneos. Verlas disfrutar los sábados me emociona”, relata con entusiasmo.

La dirigente también reconoce las dificultades económicas de sostener una institución. “Muchas veces los jugadores no tienen para el colectivo o incluso para comer. Nosotros tampoco siempre podemos cubrir esas necesidades, pero valoro el sacrificio y el compromiso que tienen. Por eso digo: la primera que va a salir a defenderlos soy yo”, afirma.

A pesar de la carga que implica ser presidenta, Alfaro nunca perdió de vista la esencia de su tarea. “Yo no trabajo para que me reconozcan, trabajo por mi comunidad, por una generación que necesita oportunidades. El deporte salva. Prefiero que un chico entrene hasta las diez de la noche y se vaya a dormir, a que esté en la calle”, sostiene.

Con la cancha como su casa, y el desafío como motor, Verónica Alfaro dejó de ser solo la “hincha” que acompañaba a su papá y a su abuelo para transformarse en una referente. “Me gusta vivir la vida con adrenalina. Dios y mi viejo, que era fanático del club, me acompañan en cada paso”, concluye la mujer que cambió la historia del Club Deportivo Rivadavia y abrió camino para que otras también se animen.

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