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Zonda: Giuliana sobrevivió a una brutal golpiza y su hermana fue asesinada años atrás

Zonda: Giuliana sobrevivió a una brutal golpiza y su hermana fue asesinada años atrás
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La joven de 23 años denunció a su expareja por intento de femicidio. El agresor ( Franco Escudero) sigue libre. El Estado, la justicia y la policía aún no la asisten. Su hermana, Talía Recabarren, fue víctima de un femicidio en el mismo departamento.

En Zonda, departamento pequeño, todos se conocen. Pero eso no impide que los hechos más brutales se repitan en silencio. Giuliana Recabarren, de tan solo 23 años, sobrevivió hace pocos días a una golpiza feroz a manos de su expareja, Franco Escudero. La atacó con golpes, patadas, la tiró al piso, la arrastró del cabello, la asfixió con sus manos hasta dejarla sin aire. Solo logró liberarse cuando, desesperada, se defendió con un fierro. Él huyó, pero antes se llevó su teléfono.

Giuliana fue asistida por un conocido que pasaba por el lugar y de inmediato radicó la denuncia. La causa fue tomada por la UFI CAVIG. Sin embargo, el agresor nunca fue detenido. Ni siquiera se le impuso una medida efectiva. Hoy continúa libre, caminando por las mismas calles que Juliana. La justicia le aconsejó que lo «ignore» si se lo cruza.

El caso no solo estremece por el ataque en sí, sino por el contexto: Giuliana es hermana de Talía Recabarren, la joven zondina que fue asesinada por su pareja años atrás. A Talía la mataron por asfixia en las inmediaciones de un hotel alojamiento en el mismo departamento. “Yo le dije al fiscal que tenía miedo de terminar como mi hermana”, contó Giuliana.

El miedo se hizo presente una vez más. Y con él, la soledad: Giuliana denuncia haber sido ignorada por el sistema. No recibió asistencia psicológica institucional ni contención de ningún organismo del Estado. La única medida fue una orden de restricción por 90 días. Nada más.

Complicidad familiar y cultural

El entorno del agresor, lejos de repudiar lo sucedido, lo encubre. Giuliana relató que durante la convivencia con Franco Escudero en la casa de sus padres, los episodios de violencia eran frecuentes. “Me pegaba piñas, me dejaba los ojos hinchados. La madre me tapaba los moretones con maquillaje para que no saliera a atender el negocio. No querían que nadie viera los golpes”, denunció. Incluso el padre del agresor intentó persuadirla de no denunciar: “No le hagas nada a Franco, es nuestro hijo menor. Nos va a doler mucho”.

Violencia institucional

En la entrevista brindada a este medio, Giuliana relató la indiferencia de las autoridades judiciales. “El juez Octavio Caballero me dijo que no podía hacer nada, que ya estaba en manos de CAVIG. Que siga haciendo mi vida normal y que lo ignore si me lo cruzo”. ¿Cómo puede una víctima de intento de femicidio hacer una vida normal con su agresor libre a pocas cuadras?

Giuliana no tiene hijos con Franco. Solo guarda cicatrices. Y un terror que no termina. “Estoy sola. Tengo miedo de que esta vez sí me mate”, expresó.

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