Riquelme, entre el apoyo de Chiqui Tapia y una campaña opositora que une a Macri y libertarios

Mauricio Macri repasaba las acciones de la Fundación FIFA que preside desde 2020 arriba del escenario del 75º Congreso de la FIFA, el cónclave que reunió a los dirigentes más poderosos del fútbol internacional. En la primera fila, a unos metros de él, Juan Román Riquelme escuchaba. Fue una especie de reencuentro, sin el gesto del Topo Gigio que los enfrentó por primera vez, pero con la incomodidad de cruzarse en un espacio que, en definitiva, ahora los une.

Macri había viajado apurado a Asunción en un vuelo de Jet Smart luego de ver una foto que le hizo prender sus alarmas políticas: Román y el presidente de la AFA, Claudio Tapia, abrazados en un picadito junto a Alejandro Domínguez, el presidente de la Conmebol y amigo familiar de Macri, quien hospedó a cientos de dirigentes de todo el mundo en su ciudad, como una muestra de su aceptación y poder dentro del ecosistema del fútbol internacional. Domínguez tiene en el horizonte, además de su reelección en el organismo del fútbol sudamericano, la organización del Mundial Sub 20 2025 en Chile, el Mundial femenino en 2027 y los partidos inaugurales del inclasificable Mundial 2030. Román le sumó a esa foto casual, otra más contundente: de saco y corbata con Gianni Infantino, el jefe supremo de la FIFA.

Acostumbrado a los vuelos privados, el expresidente de la Argentina y de Boca interrumpió el calendario de la campaña electoral porteña, en la que acompaña a la candidata del PRO, Silvia Lospenatto, para volar a Paraguay en un avión de una aerolínea low cost. Un ajuste más de horarios que de dinero. Macri no podía no estar en ese encuentro.

Mensajes. Más allá de esa grieta nacional y bostera que tuvo sus postales en la capital paraguaya, el frenesí de Boca luego del primer enojo generalizado contra Riquelme y su comisión directiva en la Bombonera, en los octavos de final del torneo contra Lanús, tiene otras líneas que se abren. Los pasacalles contra el secretario general Ricardo Rosica, quien acompañó a Román a Asunción junto a Raúl Cascini, forman parte de una interna que se profundizará o se atenuará según los resultados del equipo que ahora dirige Mariano Herrón.

El “Devuelvan los 45 palos de los hierros” y “Rosica traicionaste a Ameal y a Román. Sos Judas” que se leía en los carteles en los alrededores de la Bombonera, supuestamente enviados a colgar por Augusto Di Giovanni, el dueño del Balneario 12 de Mar del Plata y aspirante a presidir el club, son otra trama de ese escenario convulsionado y muchas veces confuso en el que se mueve el hincha genuino.

“Tenemos el mejor balance de la historia del club, nunca hubo tantas disciplinas de deportes federados, más de cuarenta obras en los distintos predios, pero sabemos que si la pelota no entra, eso no alcanza”, dice un dirigente. Ya lo sabemos: el fútbol incide en el humor social de la mayoría. Por eso el clásico contra Independiente de este lunes despierta tanto interés y morbo.

Libertarios. En otro plano pueden situarse los exabruptos y racismos de periodistas como Gabriel Anello, quien definió a Riquelme como un “negro ignorante”, “burro” y “verdulero”. La discriminación de Anello actuó en forma de búmeran: hasta su propia hija salió a criticar al periodista de Radio Mitre por no pagar la cuota alimentaria.

Lo cierto es que la furia de Anello con Riquelme viene de hace tiempo, cuando el club lo mudó de una cabina de transmisión a un pupitre en el sector de prensa. Pero sobre todo tiene un trasfondo conyugal: la pareja de Anello es Paula Seminara, musa inspiradora de la canción Dieguitos y Mafaldas, de Joaquín Sabina; excontadora del vicepresidente Jorge Amor Ameal; y la voz de la oposición en la Asamblea de Representantes del club.

Eso, más la deliberada intención de Anello de posicionarse mediáticamente como un periodista ultralibertario, con la intención de buscar un lugar en la lista de diputados de La Libertad Avanza para dentro de dos años, o como candidato a intendente de Almirante Brown.